En otras ocasiones hemos hablado sobre lo que es la formación complementaria, los beneficios que aporta a nivel profesional, la variedad de ofertas que existen y la capacidad que puede tener para reinventar a un trabajador desempleado.
Sin embargo, en esta ocasión queremos profundizar en lo que significa complementar la formación laboral a nivel personal y las implicaciones emocionales que tiene para quien la realiza.
¿POR QUÉ ES BUENA LA FORMACIÓN COMPLEMENTARIA A NIVEL PSICOLÓGICO?
Como sabemos, conseguir algo que nos parece difícil es motivo de alegría para nosotros y para los seres queridos que nos rodean porque los logros nos ayudan a reafirmarnos como personas y motivarnos de cara al futuro, empujándonos a conseguir más objetivos difíciles (pueden ser tan difíciles como los ya logrados o más).
¿Por qué ocurre esto? Pues porque nos hace sentirnos útiles para los demás, pensando que hacemos algo que vale para otra cosa, sea conseguir un empleo, realizar bien ese empleo y, en especial, que nos reconozcan por los esfuerzos. Todo el mundo quiere que le reconozcan un esfuerzo.
Ahora, tampoco debemos obsesionarnos con el tema, pues llevarlo muy mal podría conducirnos a un estado de tensión constante que terminaría minando nuestra capacidad de trabajo y concentración hasta provocarnos problemas mayores.
¿CÓMO HACER PARA QUE SER PROFESIONAL NO NOS AGOBIE DEMASIADO?
Vivir con el estrés es muy difícil y una vez has entrado en la dinámica cuesta salir de ella, pero con la atención adecuada y los cuidados necesarios no habrá ningún problema.
Comencemos por dar unos apuntes básicos sobre la rutina, señalando la importancia de que el estrés por formarnos no entre en ella.
El descanso.
Un sueño reparador es importante para rendir y debemos procurar que nunca nos falten esas horas de paz que nos ayudarán a recargar energías y volver a ponernos a trabajar con toda la concentración.
La alimentación.
Los medios de comunicación hablan mucho de ello y no les falta razón. Una dieta equilibrada y variada es obligatorio para llevar una rutina con la que nos sintamos bien y, por extensión, nuestro cuerpo también.
Para cumplir con esta norma no hace falta realizar gastos desorbitados o comprar alimentos cuyo nombre nadie sabe, sino cuidar de que comamos de todo todos los días y en unas cantidades apropiadas para el cuerpo de cada uno (y, en especial, beber suficiente cantidad de agua).
Los horarios.
El horario existe para marcar cuándo trabajamos y cuando no, de modo que también debe servirnos para que la mente sepa cuando debe dejar de pensar en un asunto que la pone tensa y empezar a relajarse.
EN CONCLUSIÓN SOBRE SER O NO PROFESIONAL
Volver a estudiar y completar la formación que hicimos en su día es un buen recurso para no perder valor como trabajadores en el mercado laboral, pero llevado con equilibrio y tranquilidad, también puede ser una oportunidad para sentirnos realizados como personas, disfrutando de aquellos conocimientos que queremos ampliar y sobre los que queremos saber más.
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